miércoles, 25 de abril de 2007

'Milan'.

Bonnie 'Prince' Billy inspira profundamente el aroma del círculo que descansa delante de él y reprime una sonrisa de satisfacción. ¡Una auténtica pizza italiana! Ha comido pizza muchas otras veces, sí, pero nunca hasta ahora había tenido delante una pizza italiana italiana. Aunque no comprendiese ninguna de las treinta y dos combinaciones de ingredientes que figuraban en el menú, cuando oyó a Alberto decir 'berenjenas', Bonnie 'Prince' Billy se despreocupó de todo lo demás. Una pizza de berenjenas... sonaba absurdo. Él es un gran aficcionado a las berenjenas. Instantáneamente, se convenció de que aquella pizza estaba allí únicamente por él. Pensó que si alguien volvía al día siguiente a ese restaurante y pedía una pizza con berenjenas lo tomarían por loco. Alguien que no fuese él, claro. La pizza de berenjenas existía porque existe Bonnie 'Prince' Billy. Estaba seguro.

Ahora, Bonnie 'Prince' Billy devora la pizza sin preocuparse por los hilillos de mozzarella que se le quedan colgando del bigote. No sabe que está comiendo en una de las peores pizzerías de la ciudad.

Alberto se pregunta si aún olerá a vómito. Ha visto un amago de sonrisa en los labios de Bonnie 'Prince' Billy y ha pensado que podría haber percibido el olor a vómito. Huele a vómito, está seguro. Alberto se pone aún más nervioso de lo que estaba. Cree que no podría estar más nervioso, aunque sabe que llegará a estarlo en lo que queda de día. ¡Un día entero con Bonnie 'Prince' Billy! Desde que escuchase 'There is no-one what will take care of you' hace más de diez años, Alberto ha seguido con devoción religiosa el trabajo del hombre que tiene delante. Él mismo se ha encargado de traer a Bonnie 'Prince' Billy a Milán para el concierto de esta noche. Lo ha organizado todo él solo. Cuando esta mañana salía de casa para ir a recoger a Bonnie 'Prince' Billy al aeropuerto, nada más apoyar la mano sobre el pomo de la puerta, se vomitó sobre las rodillas. Sólo pudo darse un poco de agua a toda prisa. Era tarde y no podía hacer esperar a Bonnie 'Prince' Billy.


Alberto mira con nauseas el círculo que descansa delante de él. Ha pedido una siliciana
pensando en que no teniendo tomate le sentaría mejor al estómago, aunque no imaginó que el cocinero abusaría de la pimienta de aquel modo. Sus vaqueros huelen a vómito, no hay duda. El olor le llega desde su regazo y se sonroja. Piensa en qué ocurriría si vomitase de nuevo, sobre la pizza que tiene delante. Quizá Bonnie 'Prince' Billy le escribiese una canción. Él sabe que Bonnie 'Prince' Billy es un tipo con muy buen sentido del humor.

Bonnie 'Prince' Billy apura con tranquilidad los tres cuartos de pizza que Alberto no ha querido comer. Una pizza sin tomate... También le parece absurdo. Decide que la pizza sin tomate existe sólo porque existe Alberto.

Salen de la pizzería.

A un lado del Duomo, duerme boca arriba un enorme esqueleto de veinticuatro metros de longitud y casi dos de altura. La nariz de la calavera se prolonga extrañamente en un afilado pico de ave. Alberto intenta explicar a Bonnie 'Prince' Billy que es la 'Calamita Cosmica', una escultura hecha por Gino De Dominicis que habla con ironía del absoluto de la muerte, de la falsedad de lo terreno y de no sé qué más. Bonnie 'Prince' Billy prefiere quedarse con su primera impresión al ver el esqueleto y pensar que son los restos de un gigantesco hombre-pájaro que aterrizó en la plaza para descansar después de una larga jornada de vuelo y no llegó a levantarse nunca más. Imagina que él fue en otra vida aquel hombre-pájaro.

Para Alberto, las cosas van de mal en peor. A Bonnie 'Prince' Billy le ha dado un poco igual toda la historia que se estudió anoche sobre el De Dominicis ese y la calamita cósmica de los huevos, y luego, para colmo, los vigilantes del ingreso de la catedral no querían dejar entrar a Bonnie 'Prince' Billy. Alberto ha tenido que interceder en favor de su ídolo. Al final logró que lo dejasen pasar, pero sus tartamudeos y aspavientos al hablar con los guardias han constituido un espectáculo bochornoso. Se siente patético. Cada segundo que pasa, Alberto está más nervioso.

Bonnie 'Prince' Billy está maravillado. El interior de la catedral es aún más impactante que la monumental masa de cera gótica vista desde el exterior. Siente el ligero peso de la oscuridad y la suavidad del silencio, y se pone muy contento. Inspira profundamente el extraño aroma del incienso que arde en una de las esquinas del templo. Acerca la nariz a la caja de metal que lo contiene y vuelve a inspirar con fuerza. Tiene la nariz levemente obturada por culpa de un ligero resfriado y no percibe ningún olor con facilidad.

La mirada de Bonnie 'Prince' Billy se desliza acariciando cada claroscuro de la iglesia. Está siendo una experiencia realmente sugestiva. De pronto, se encuentra delante de San Bartolomé y se le corta el aliento. El santo está desollado de pies a cabeza. Todos sus músculos, todos su tendones, parecen tensos en señal de sufrimiento, aunque la mirada de la imagen es segura y tranquilizadora. La carne viva parece desvelar la verdad de la existencia. Bonnie 'Prince' Billy recuerda aquella canción que escribió sobre un tipo que arrancó la piel al ser que más quería y siente un fuerte escalofrío.

Fuera de la catedral, Bonnie 'Prince' Billy gira la cara en dirección al sol y se rehace gozosamente en lo que acaba de vivir. El calor se extiende poco a poco por su cuerpo. Está siendo un día realmente agradable. La pizza, el hombre-pájaro, el Duomo, San bartolomé y el tembloroso Alberto... Piensa que esta noche, después del concierto, debería intentar escribir una canción que tratase de todo esto. La titulará 'Milan'.